EL INGENIO Y EL TALENTO NO TIENEN GÉNERO.
Maite González tiene 22 años y estudia Ingeniería Mecánica en el campus de Mondragon Unibertsitatea, en Goierri. Miren Lopetegi tiene 37 años y hace unos años llevó a cabo la misma trayectoria de Maite en la misma Universidad. Actualmente trabaja en CAF. Ambas han elegido la ingeniería como profesión y nos han explicado que la experiencia está siendo muy enriquecedora.
Desde hace tiempo la ingeniería ha estado ligada al sexo masculino, pero, el ingenio, ¿es algo exclusivamente masculino? ¿No tienen las mujeres capacidad inventiva o talento? Aunque en los últimos años se ha ido normalizando la presencia de las mujeres en los estudios de ingeniería, todavía existen estereotipos que debemos superar en nuestra sociedad. El año pasado, el 23 de junio, Día de las Mujeres Ingenieras, el Consejo Superior de Ingeniería Técnica Industrial (COGITI) dio a conocer algunos datos sobre las matriculaciones y destacó que en los últimos diez años la matriculación de mujeres ha aumentado un 6%. Sin embargo, la presencia femenina en el ámbito de la Ingeniería viene de la Primera Guerra Mundial o probablemente de antes. Aunque la iniciativa para celebrar el Día de las Mujeres Ingenieras nació el 23 de junio de 2014 en el Reino Unido de la mano de la Women ‘s Engineering Society (WES). El objetivo era introducir a las mujeres en el mundo de la ingeniería y visibilizar su presencia, así como establecer objetivos para lograr la igualdad de género en este ámbito. Todavía hoy se recuerda la jornada con las mismas premisas y reivindicaciones, porque no se han conseguido esos objetivos.
Comprender cómo funcionan las cosas, modificarlas y mejorarlas
En la actualidad muchas jóvenes pierden el interés por la ingeniería, las tecnologías y las carreras STEM al llegar a la adolescencia. Esta pérdida de interés está ligada sobre todo a las barreras culturales, que se acentúan por la inseguridad que se genera a la hora de elegir estudios con fama de difíciles o con mayor presencia masculina. Además, aunque ha habido muchas mujeres ingenieras destacadas en la Historia, la mayoría no ha recibido el reconocimiento suficiente. Por poner dos ejemplos, gracias al conocimiento de Edith Clark, hoy podemos disfrutar de una electricidad sin apagones y Hedy Lamarr, actriz e ingeniera, hizo una importante aportación para inventar el actual GPS, el Wifi y el Bluetooth. Y es que las mujeres aportan valor a la ingeniería desde hace más de 100 años, aunque no se ha dado a conocer lo suficiente o han empezado recientemente, por ejemplo, a aprender sus nombres en las escuelas. Estas mujeres buscaron entender, cambiar y mejorar cómo funcionan las cosas. Los dos protagonistas que nos acompañan en este reportaje también sintieron esa inquietud en su interior.
Diversidad para mejorar el futuro
Maite González tiene 22 años y es de Beasain. Según explica, muchas jóvenes de su edad eligen “Biología o estudios similares” una vez terminado el bachillerato. Ella, sin embargo, se decantó por la Ingeniería Mecánica y está encantada estudiando en el campus de Mondragon Unibertsitatea, en Goierri. Miren Lopetegi también es de Beasain, pero actualmente vive en Ordizia y tiene 37 años. Hace unos años hizo el recorrido que Maite está realizando en este momento y también estudió en el campus de Goierri. Actualmente trabaja en CAF. Cuando se les pregunta si aún hoy en día la gente se sorprende de que una mujer quiera estudiar ingeniería, Maite es clara: «Creo que cada vez menos. La verdad es que ahora es más normal elegir cosas diferentes gracias a la educación recibida. La diversidad es algo muy valioso porque mejora nuestro futuro”. Miren comparte la opinión de Maite: “A mí también me lo parece. Y… ¿por qué no? Hace muchos años que estudié y en su día no tuve ningún obstáculo. Todos a mi alrededor tomaron mi decisión con normalidad. Sólo una persona me hizo un comentario de ese tipo: “Siendo mujer, ¿vas a estudiar Ingeniería Mecánica?” La verdad que yo misma me quedé sorprendida con la pregunta. “Y, ¿por qué no?”, le respondí”.
Posibilidad de trabajar en la industria de los alrededores
Al preguntarles por qué eligieron estos estudios, Maite responde con precisión: “Porque me gustaba la Ingeniería Mecánica en general. Teniendo en cuenta, además, la industria que hay en la zona, me pareció que era una buena oportunidad para entrar en el mundo laboral”. Miren, en cambio, no lo tenía nada claro: “Tenía muchas dudas y veía que con la Ingeniería Mecánica se me abrían muchas puertas. Bien para trabajar en investigación, en docencia… y, tal y como explica Maite, viviendo donde vivimos, porque también te abre muchas posibilidades”. Sin embargo, la alumna de 22 años explica que el comienzo fue duro: “El cambio entre el Bachillerato y la Universidad fue bastante complicado. Luego, poco a poco, a medida que fui aprendiendo nuevos conceptos, comprendí cómo funcionaba la mecánica y me parecían más interesantes los estudios elegidos. Le tomaba más sentido a las posibilidades que ofrecía esta carrera. Ahora, poco a poco, veo eso con más claridad en las prácticas. No sólo competencias técnicas, sino también conceptos transversales”.
La cercanía predomina en el campus de Goierri
Miren explica que, aunque ha pasado mucho tiempo, tiene “muy buenos recuerdos”. “Es cierto que el primer año el cambio es potente, pero en el campus de Goierri los grupos no suelen ser muy grandes y la relación con el profesorado es muy cercana. Sientes una especie de apoyo y eso se agradece mucho. Que te conozcan por tu nombre, poder preguntar tranquilamente cuando tienes dudas…», destaca la ingeniera de CAF. La exalumna estudió Ingeniería Técnica Mecánica y realizó la última parte de este recorrido, el proyecto, en Colorado (Estados Unidos), gracias a una beca de la Fundación Goierri. “Después me trasladé a Arrasate para estudiar Ingeniería Superior en Organización Industrial y seguidamente me puse a trabajar. Primero estuve una temporada en Orona y a continuación, comencé a trabajar en CAF”, detalla.
A quién tenga dudas sobre qué estudiar, le animarían a decantarse por la Ingeniería. “Te ofrece muchas salidas y no te centras en una sola cosa. Te ofrece la posibilidad de hacer cosas diferentes y eso me encanta. Además, hay posibilidad de adaptarlo al gusto de cada uno”, indican ambas. Asimismo, han añadido que Mondragon Unibertsitatea tiene muy “buenas relaciones” con las empresas de aquí y que normalmente la mayoría del alumnado tiene “muy fácil” la posibilidad de encontrar un empleo. “Al final, en los años que estás estudiando, gracias a las nuevas metodologías, ese equilibrio entre teoría y práctica es muy adecuado. En otros lugares eso no se ofrece tanto. Me parece muy interesante”, añade la actual alumna del campus de Goierri.
Y, ¿tú? ¿Quieres ser ingeniera o ingeniero? Ven a conocernos. ¡No te arrepentirás!